sábado, 3 de septiembre de 2016

"INTOLERANCIA", PELÍCULA DE D.W. GRIFFITH DE 1916

Título original: Intolerance
Año: 1916
Duración: 197 min.
País: Estados Unidos
Director: D.W. Griffith
Guión: D.W. Griffith
Música: Joseph Carl Breil
Fotografía: Billy Bitzer (B&W)
Reparto: Lillian Gish, Mae Marsh, Robert Harron, Constance Talmadge, Miriam Cooper, Alfred Paget, Walter Long, Seena Owen, Elmo Lincoln, Bessie Love
Sinopsis: Clásico del cine mudo que muestra a través de varios episodios históricos las injusticias provocadas por la intolerancia religiosa y social. La idea inicial de Griffith era narrar las sangrientas huelgas de 1912 en EE.UU. (un huelguista es acusado de la muerte de su patrón), pero después decidió rodar tres episodios más: "La caída de Babilonia, "La Pasión de Cristo" y "La noche de San Bartolomé" (sangriento episodio de las luchas entre hugonotes y católicos que tuvo lugar en París en 1572).


Comentario

La película relata alternativamente cuatro historias de injusticia: la matanza de los hugonotes en Francia la noche de San Bartolomé de 1572, la pasión y muerte de Jesucristo, una huelga de trabajadores contemporánea y la caída de la Babilonia del rey Baltasar en el año 539 ante el ataque de Ciro II el Grande, rey del Imperio persa.

Estas cuatro tramas son enlazadas por la imagen de una mujer que mece una cuna. A medida que las historias van llegando a su clímax, Griffith hace más rápido el montaje alternado, con secuencias cada vez más cortas, y creando una tensión hacia el desenlace de las cuatro historias. La película destaca por sus escenas grandilocuentes. Sin embargo Intolerancia tuvo grandes pérdidas, pues su éxito no fue el esperado.

Y esto porque la estructura era demasiado compleja y la pretensión intelectual y moralizante de crear una reflexión abarcando toda la historia de la humanidad fue mal entendida por quienes pedían al cine entretenimiento, intriga y emociones por encima del comentario moral.

Griffith planteó para cada episodio un estilo estético diferente, que conjugaba las grandes masas y los decorados, procedentes del peplum italiano, inspirados sobre todo en Cabiria (1914), con las escenas intimistas de la historia situada en la tragedia familiar de la historia del huelguista acusado injustamente de asesinato.

El filme fue alabado por la crítica, aunque su mensaje pacifista fue rechazado en una Europa inmersa en la Primera Guerra Mundial y por sectores proclives al intervencionismo de la sociedad estadounidense. Sin embargo la influencia posterior de esta obra fue enorme, como en los directores Erich Von Stroheim y Minoru Murata, pero en particular para el cine del constructivismo de la Unión Soviética, recibiendo elogios por su alcance y propósito de, incluso, el mismo Lenin. La escuela del montaje de atracciones del cine soviético de Lev Kuleshov, Dziga Vertov, Serguéi Eisenstein, Vsévolod Pudovkin o Alexander Dovzhenko se desarrolló en parte gracias al estudio de esta magna obra.

La película era una respuesta a las acusaciones de racismo de que fue objeto su anterior película, El nacimiento de una nación, en cuyo final, unas mujeres a punto de morir, secuestradas por un hombre de raza negra, eran salvadas in extremis por el Ku Klux Klan. Seguramente no se entendió el sarcasmo implícito en El nacimiento de una nación, que más que una apología sobre el racismo, es una crítica al mismo. Por ello intentó, en un film de mayor envergadura si cabía, lanzar un mensaje humanista y pacifista.

Técnica

La aportación de esta película a la técnica cinematográfica es indiscutible. La película es un intento de profundización en el montaje alterno y la técnica de la persecución y el rescate en el último minuto, que eran las marcas de fábrica del cine de Griffith, y le habían dado tan buen resultado en anteriores filmes, como El nacimiento de una nación.

Así, se podría decir que todos los recursos artísticos y técnicos que habían sido empleados por el realizador en su obra previa se encuentran en esta película. El resultado es una polifonía con cuatro temas intercalados que van componiendo un trepidante crescendo conforme avanza la película. Todo ello con una gran puesta en escena, donde grandes masas de actores son dirigidas entre decorados gigantescos, como el de Babilonia, cuyas murallas alcanzaban los cien metros de altura. En la escena del ataque persa se movilizaron 16000 figurantes, con un coste de producción que osciló, dependiendo de las fuentes manejadas, entre uno y dos millones de dólares de la época. Tales gastos supusieron un fiasco financiero del que Griffith nunca se recuperó totalmente, pues él corría con todos los riesgos de la producción, por lo que siguió endeudado durante el resto de su vida. De hecho, a partir de esta película, serían los productores quienes pasarían a dominar el mundo del cine estadounidense, con la aparición de las grandes productoras de Hollywood y el star-system, una vez que la industria cinematográfica europea había sido reducida a cenizas tras la Gran Guerra.

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