sábado, 13 de junio de 2015

"EL PUEBLO ESPAÑOL TIENE UN CAMINO QUE CONDUCE A UNA ESTRELLA", DE ALBERTO SÁNCHEZ PÉREZ


El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella (maqueta)
Alberto (Alberto Sánchez Pérez) (Toledo, España, 1895 - Moscú, Rusia, 1962)
1937
Yeso
184,5 x 32 x 33 cm
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid)

Esta obra es la maqueta realizada por Alberto para la obra homónima, cuya versión definitiva, de 12,5 metros de altura, se situó en el exterior del Pabellón Español de la Exposición Internacional de París de 1937. La maqueta ingresó en la colección del Museo Reina Sofía tras su localización en los sótanos del Palacio de Montjuic de Barcelona en 1986, junto con otras obras procedentes del Servicio de Protección del Patrimonio Artístico. En esta escultura, Alberto aplicó un «título-proclama» político que ponía de relieve, desde un punto de vista socialista, el drama y el dolor de un pueblo inmerso en una Guerra Civil. Asimismo, la obra fue concebida como una reafirmación de la vanguardia frente a los que defendían un arte de compromiso político ligado al realismo. El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella no surgió aislada en la obra de Alberto; se conocen varios dibujos anteriores que reproducen formas muy semejantes a las de este gran cactus antropomórfico surcado en su superficie a la manera de la tierra arada. La idea de la meta utópica y la forma de la estrella (perdida en esta maqueta) procedían de otra de sus obras desaparecidas durante la guerra, Escultura del horizonte. Signo de viento (ca. 1930-1932). La obra definitiva se alza como un icono totémico representativo de las utopías sociales de entreguerras, y da sentido al interés de Alberto por la verticalidad y por el potencial significado social de elementos procedentes del mundo rural. En su texto «Palabras de un escultor» (1933), Alberto aludía a la idea de «levantar esas formas de la tierra», formas «con rayas dibujadas y esmaltadas hierbas, tierras y piedras, por las pisadas de los caminantes solitarios, por los caminos cubiertos de formas de grandes piedras labradas por el tiempo».

Carmen Fernández Aparicio

 La obra definitiva de Alberto en el exterior del Pabellón de España de la Exposición Internacional de París de 1937.

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