lunes, 20 de febrero de 2012

LA REIVINDICACIÓN DE "UNA ESTÉTICA CON ÉTICA" INSPIRAN LA 11º BIENAL MARTÍNEZ GUERRICABEITIA


Un calidoscopio para ver las últimas tendencias de la creación, para sondear el estado del arte actual y para invitar al público a reflexión. Las Bienales tienen siempre ese propósito. Y el Patronato Martínez Martínez Guerricabeitia de la Fundación General de la Universita ha inaugurado la undécima edición de una cita que se ha convertido ya en un ‘clásico’, con 22 años de historia. Bajo el lema “Nulla aesthetica sine ethica” (Ninguna estética sin ética) este certamen bienal de arte contemporáneo se puede visitar en el Museo de la Ciudad de Valencia hasta el próximo 25 de marzo.

La Bienal Martínez Guerricabeitia cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Valencia y del Instituto Valenciano de Cinematografía (IVAC)-La Filmoteca, el Aula de Cinema de la Universitat de València y el patrocinio de Banco Santander y de la Fundación Cruzcampo, dependiente de Heineken España.

Esta mañana la Bienal se ha presentado en una rueda de prensa celebrada en el Museo de la Ciutat, que ha contado con la intervención del vicerrector de Cultura, Igualdad y Planificación de la Universitat de València, Antonio Ariño; el director de actividades del Patronato Martínez Guerricabeitia, José Pedro Martínez; la teniente de alcalde delegada de Cultura del Ayuntamiento de Valencia, Mayrén Beneyto y Nuria Cidoncha, directora del Instituto Valenciano de Cinematografía (IVAC)-La Filmoteca.

Pensada para incentivar la creatividad de jóvenes artistas españoles y aumentar a su vez el patrimonio artístico de la Universitat de València (tras la celebración de la misma la institución suele adquirir alguna de las obras expuestas), en su undécima edición la Bienal Martínez Guerricabeitia dedica su discurso a la idiosincrasia que inspira la colección. Por ello las veinte obras expuestas, en esta edición todas pinturas, plantean una mirada socialmente crítica, de denuncia ante la injusticia y en la que la estética se convierte siempre en una correa transmisora de una motivación de concienciación social, por ello el juego de palabras que inspira el lema de esta edición: “Nulla aesthetica sine ethica”.

“Aunque damos siempre mucha libertad tanto a los artistas como al comité de selección, el lema de la Bienal suele retratar en cada edición el problema social que consideramos más presente en la actualidad informativa. Por eso, hemos abordado en otras ediciones la inmigración o la problemática medioambiental. Actualmente estamos acostumbrándonos a la falta de ética en conductas y operaciones que presumiblemente deberían ser intachables, por eso hemos decidido trasladarlo al arte y plantear cómo la estética retrata la falta de ética”, indica José Pedro Martínez, director de actividades del Patronato Martínez Guerricabeitia. Y aunque insiste en que la crisis económica no es el tema escogido para esta edición, lo cierto es que varios de los artistas se han decantado por retratarla, quizá porque su origen en muchas ocasiones obedece a la falta de ética de los distintos agentes del sistema.

Como viene siendo habitual, la muestra de esta undécima edición está formada por veinte obras de artistas presentados por cinco críticos y cinco galeristas de prestigio, que han elegido cada uno de ellos dos obras de dos artistas españoles.

El comité de selección de esta décima Bienal lo componen las galerías: Álvaro Alcácar (Madrid), Alejandro Sales (Barcelona), Sala Pelaires (Mallorca), Rafael Ortiz (Sevilla) y Valle Ortí (Valencia). El comité científico destaca por su gran experiencia en el mercado del arte tanto por las publicaciones que realizan como por los artistas y por proceder de distintos puntos de la geografía española. Este comité está compuesto por: Ricardo Forriols, profesor de la Universidad Politécnica de Valencia; Federico Castro Morales, profesor de la Universidad Carlos III; Víctor Zarza, colaborador de ABC cultural y profesor en la Universidad Complutense; Rosina Gómez – Baeza, directora hasta hace unos meses del centro LABoral (centro de arte y creación industrial) de Gijón, y de ARCO desde 1986 hasta 2006, y Margarita Aizpuru, crítica y comisaria de exposiciones.

Los artistas seleccionados son: Chechu Álava, Jordi Alcaraz, Antonio Ballester, Patricio Cabrera, Colectivo LimpiArte, Luis Cruz Hernández, Carlos García-Alix, Chus García-Fraile, Iñaki Gracenea, Mari Puri Herrero, Cristina Lucas, Xisco Mensua, Cori Mercadé, Eugenio Merino, Nico Munuera, Amalia Ortega, Paco Rossique, Guillermo Rubí, Mery Sales y Matías Sánchez.

Tras las diez Bienales celebradas desde 1990, el Patronato Martínez Guerricabeitia ha incorporado a la colección un total de 21 obras de artistas que en la actualidad ocupan un puesto relevante en el panorama español del arte contemporáneo. Gracias a la Bienal, hoy la Universitat de València puede disfrutar de obras de Carmen Calvo, Curro González, Javier Baldeón y Rogelio López Cuenca, entre otros.

Como en la pasada edición la Bienal, gracias a la colaboración de IVAC-La Filmoteca y este año también se ha sumado el Aula de Cinema de la Universitat de València, se está proyectando un ciclo de cine que ayuda a contextualizar la Bienal y que se titula “Imágenes de la crisis”.

El ciclo, que se exhibirá entre febrero y abril, consta de dos partes: La Gran Depresión, a cargo del Aula de Cinema de la Univeristat, y El crack financiero actual, que ha sido programado por La Filmoteca para la sala Luis G. Berlanga.

El Aula de Cinema de la Universitat está proyectando en el Col·legi Major Lluís Vives todos los miércoles del mes de febrero una serie de películas que bien por el contexto de su realización, por su temática o por ambos, retratan la Gran Depresión de los años 30 en Estados Unidos.

Por su parte, la sala Luis G. Berlanga de La Filmoteca acogerá a partir de marzo la proyección de una selección de filmes, tanto documentales como de ficción, que abordan las causas y consecuencias de la actual debacle económica. Una crisis ante la que el cine contemporáneo –desde el independiente a la industria mainstream hollywoodiense– no es indiferente.

Sobre Jesús Martínez Guerricabeitia

Jesús Martínez Guerricabeitia pertenece a esa generación marcada ineludiblemente por la guerra y el carácter represivo del régimen franquista que llevó a su padre, a su hermano -fundador de la histórica editorial Ruedo Ibérico- y a él mismo a sufrir la cárcel, debido a sus convicciones libertarias. Una estancia en la cárcel traumática, pero que contribuyó a parte de su propia formación: allí recibió clases de profesores represaliados y mejoró sus conocimientos de inglés. Las últimas clases que recibiría, pues de la cárcel saldrá convertido prematuramente en un adulto abocado a forjarse a sí mismo, sin posibilidad de seguir estudiando; tal vez por ello sus ganas de aprender y su curiosidad intelectual nunca se saciarán.

Tras recobrar la libertad logra abrirse camino y se convierte en un joven emprendedor que trabaja en una linotipia como corrector y hasta aplica métodos de su invención para reparar las matrices de varias linotipias valencianas. Después de haberse instalado por su cuenta en un almacén de curtidos, en 1951 emigra con su esposa y su hijo a Colombia, y en 1968 se trasladan a las Islas Vírgenes para regresar definitivamente a Valencia en 1970. La estancia fuera de España le ha convertido en un hábil hombre de negocios hecho a sí mismo con una amplia experiencia en la representación y gestión comercial. Es el bagaje con el que regresa a Valencia, momento en el que puede permitirse que su antigua afición al arte, se traduzca en la adquisición de algunas pinturas en paralelo con una creciente colaboración -que no militancia-, con el Partido Comunista y con todas las fuerzas cívicas.

En 1999, Jesús Martínez Guerricabeitia donó su colección a la Universitat de València para preservar, incrementar y difundir dicha colección, que fue incrementada cuatro años más tarde, en 2003, con una segunda donación a la Universitat. La Bienal Martínez Guerricabeitia constituye la actividad más relevante del Patronato y de la que celebramos su undécima edición tras 22 años de andadura.


Obra de Cristina Lucas

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