viernes, 3 de diciembre de 2010

EL MUSEO PICASSO DE BARCELONA ANALIZA "CIENCIA Y CARIDAD", EL GRAN ÓLEO DE 1897


Pablo Picasso
Ciencia y Caridad
Barcelona, 1897
197 x 249,5 cm
Óleo sobre tela
Museu Picasso - Barcelona

"CIENCIA Y CARIDAD AL DESCUBIERTO"

De un absoluto academicismo, de tonos apagados que viran hacia la gama de marrones y sepias, hacia lo cerrado, Ciencia y Caridad (1897) el gran óleo que Picasso pintó cuando tenía tan solo 15 años, aparece a menudo como el punto de partida en la obra del genio que transformó la pintura. El Museu Picasso de Barcelona presenta ahora una exposición de cámara, cuya tesis desmiente este aserto; Ciencia y caridad sería, en todo caso, la última obra del genio antes de empezar a destrozar los cánones y antes de romper -artísticamente- con su padre, en quien está el origen del tema y el formato de esta obra destinada a la Exposición Nacional de Bellas Artes de aquel año, y con la que el precoz adolescente tan solo obtuvo una de las 250 menciones de honor.

La muestra, titulada Ciència i Caritat al descobert, que podrá verse hasta el 20 de febrero dentro del recorrido habitual de la colección permanente, incluye los trabajos que se han realizado sobre la tela, notablemente la radiografía y los análisis microscópicos de las capas de pintura, que ofrecen importante información sobre cómo, cuándo y con qué técnicas trabajó Picasso.

No hay un dibujo previo sobre la tela; el pintor realizó una serie de bocetos preparatorios que ahora, gracias a la radiografía que evidencia las numerosas correcciones que hizo el pintor, es posible situar cronológicamente. Se ve claramente que la cara del médico no tiene ninguna, ya que no era otro que su padre, a quien había pintado numerosas veces. El niño que sostiene la monja, sin embargo, que según su amigo Sabartes era el de una mendiga del barrio, cambia de posición. La cara de la enferma es la más trabajada.

No fue Ciencia y caridad la última de las pinturas academicistas destinadas a los concursos oficiales, pero sí la última que para el precoz adolescente tuvo algún interés, como lo demuestra el hecho de que guardara para sí uno de los bocetos e incluso se fotografiara con él, en Mugins, en 1970. Las dos siguientes, o han desaparecido o fueron utilizadas como lienzos para otras obras, como es el caso de Últimos momentos sobre la que Picasso pintó La vida en 1903.

Era la época del realismo social del que Emile Zola era abanderado, y que hizo furor en toda Europa. Más concretamente, Ciencia y caridad se enmarca en el subgénero de la pintura hospitalaria, muy en boga en la última década del XIX, que en el contexto de referente moral que se le exigía a la gran pintura, reúne los valores científicos de la Medicina con la vocación de entrega de las órdenes religiosas.

La muestra incluye un total de 39 piezas: 13 óleos, tres pinturas, un grabado, cuatro dibujos, siete fotografías y 11 documentos procedentes de otros museos y colecciones particulares. Destacan dos telas: El doctor (1891), del británico Luke Fildes, uno de los protegidos de Henry Tate, y La visita de la madre (1891), de Enrique Paternina, proveniente del Museo del Prado, que según los expertos podría haber sido la principal fuente de inspiración de Picasso para Ciencia y caridad, aunque la muestra deja abiertas muchas otras posibilidades, incluidas fotografías de la época.

Fuente: El País

Fecha: Hasta el 20 de febrero de 2011


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